viernes, 10 de junio de 2011

Televisiones autonómicas: sálvese quien pueda



En un tiempo en el que se habla de racionalizar el gasto público y prescindir de lujos superfluos, ¿quién se atreve con las TVs autonómicas? La experiencia demuestra que han sido medios de comunicación al servicio de la corriente política de turno, manirrotos en la gestión de los recursos, y cuya organización interna deja bastante que desear.

Caiga la primera piedra: la CRTVG (ente público del que dependen la TV y la radio autonómicas) va a cumplir 20 años sin convocar oposiciones. Para compensar el desaguisado de personal provocado por esta circunstancia, los sucesivos responsables (de todos los colores políticos con representación en el parlamento gallego) se han dedicado a contratar alegremente, con periódicas revisiones contractuales de dudosa legalidad. En consecuencia, la plantilla está hoy hipertrofiada, enfrentada con la dirección por el inminente proceso de consolidación de empleo convocado por la empresa, que sin duda derivará en el despido de buena parte de la plantilla.

Con todo, la comprensible indignación de estos trabajadores (que, por cierto, nada dijeron cuando fueron contratados, aunque con ello se atentara contra ciertos principios constitucionales), no es lo peor: cuentan que un miembro del Consejo de Administración de la CRTVG cobra cerca de 7000€ al mes. Una bicoca; un retiro dorado, con cargo a las arcas públicas, que gestionan los partidos políticos para premiar a personas que, en muchos casos, ni tienen ni han acreditado experiencia alguna en el sector de la comunicación.

¿Está justificada esta arbitrariedad?  ¿Están justificados los procedimientos que obstaculizan una convocatoria de oposiciones libres, y en igualdad de condiciones, como sucede en cualquier empresa pública? Si la TVG pretende funcionar como una Sociedad Anónima, tanto a nivel directivo como en sus políticas de personal, no tiene ningún sentido que siga recibiendo fondos públicos; sin embargo, su hipotética privatización sí traería algunas ventajas: desaparecería la manipulación política, ganaría en eficiencia y, sobre todo, dejaría de ser uno de esos anhelados momios por los que, a buen seguro, más de un voluntario conspira en los pasillos.

miércoles, 1 de junio de 2011

Lendoiro en suspensión


Dice el presidente del Dépor que el club no necesitará acogerse a la Ley Concursal, salvo que la gente "se vuelva loca". Parece que esa "gente" son, nada menos, que una institución como Hacienda (encargada de la recaudación de los impuestos que financian nuestro Estado de Bienestar, ahí es nada) y ciertas entidades bancarias.

Curiosa manera de interpretar la realidad: para un ciudadano común, eludir sus obligaciones fiscales o hipotecarias supondría caminar hacia el abismo (en el que la pérdida de patrimonio se convierte en mal menor). Al señor Lendoiro, sin embargo, la estrategia de "no pagar" le parece de lo más plausible. ¡Qué tío! Se acoge a una "suspensión de pagos voluntaria" a la hora de cumplir con sus obligaciones económicas y luego dice que no pasa nada. A mí se me ocurre que el club podría hacer lo mismo: cuando llegue la hora de transferir el salario del presidente (ese polémico 1% del presupuesto), dejarlo para mejor ocasión o, directamente, no hacerlo. Lo coherente entonces sería que el señor Lendoiro se dirigiese al club en estos términos: "No hay ningún problema, señores. No vamos a volvernos locos, ya pagarán ustedes cuando tengan a bien. O cuando ascendamos, disputemos el torneo de Liga o ganemos la Champions".

Hasta ahora, la estrategia de barrer debajo de la alfombra y mirar para otro lado no le ha ido mal, pero... ¿durará por siempre? El trato de favor dispensado al Deportivo no será eterno, y si Hacienda no se atreve a exigir a los clubes del fútbol al menos las mismas obligaciones que al resto de los ciudadanos del país (cosa que no es del todo descartable, sobre todo en tiempos de crisis profunda), los bancos sí lo harán. Lo triste es que será para desgracia del equipo y su afición.

Triste, como el amor al sillón del señor Lendoiro.

lunes, 30 de mayo de 2011

Lágrimas de cocodrilo


Qué país, Dios mío...

Creíamos los ingenuos que el varapalo electoral de las últimas municipales podría traer algún tipo de consecuencia (acaso de proporciones milimétricas,  pero consecuencia al fin) en la nefasta deriva del Partido Socialista desde que su señor Secretario General se autoproclamó "iluminado y dueño de la sabiduría universal". Que sería inevitable una reflexión. Que era evidente el desencanto de la sociedad hacia quien dice representar al voto de izquierda en este país.

Pamplinas. El pasado jueves, la ministra de Defensa, Carme Chacón, anuncia que se retira de la carrera de las primarias (¿Qué carrera? ¿Qué primarias?) Antes de haberse siquiera postulado, antes incluso de saber si la promesa de primarias se cumpliría, si serían de verdad (o una pantomima como la que finalmente ha sido), convoca a la prensa con menos de una hora de antelación para mostrarse compungida y solidaria... Dice que lo hace por el bien del partido y se muestra falsamente afectada, tragándose unas lágrimas de cocodrilo que no son sino el reflejo de su propia rabia. La rabia de una cría de partido, una profesional de la política que alardea de haberse hecho militante a los 16 años. ¿Y qué? ¿Es ese todo su mérito para aspirar a ser presidenta de un país? ¿O es que lo único que cuenta es "no ser tan malo" como el rival? (que lo es, y mucho...).

Y qué decir de Rubalcaba... un político serio, trabajador. Pero que ha tenido el apoyo del aparato del partido sólo porque lo que se jugaba en el envite era salvar el trasero de Zapatero (rima, y todo), al menos hasta marzo. Si tan buen candidato era (y yo creo que podría haberlo sido, si hubiese jugado limpio), ¿por qué tiene tanto miedo a competir en unas primarias? ¿Será que tiene muy presente el ignominioso asunto Borrell?

Cuando Zapatero anunció que no sería candidato en 2012 (gracias a Dios, por el bien de los electores y el resto de partidos, exceptuando al PP), presumió de que en el PSOE las cosas no se harían como en el Partido Popular. El llamado "nombramiento digital", o directamente, "dedazo", era un práctica propia de la rancia derecha, que en modo alguno tendría cabida en un partido como el suyo.

¿Pero es que se piensan que somos imbéciles? ¿Qué otra cosa, si no esa misma, pretende ser toda esta farsa? ¿Qué otra cosa sino fue, en su momento, el nombramiento de Zapatero como secretario general?

Lamento escribir estas palabras, pero francamente, hoy sí... la política me da asco.

martes, 5 de octubre de 2010

Subterfugios pseudoprogresistas


Tomás Gómez es el hombre de moda. Sin embargo, lejos de transmitir una imagen de joven político con ideas renovadoras (y aptitudes profesionales para llevarlas a la práctica, se entiende), su resurrección mediática no convence a casi nadie. A los que no lo conocíamos, porque basta con asomarse a para desconfiar de que alguien con un discurso tan demagógico como opositor pueda suponer un cambio real como gobernante; y lo que es más grave: por mucho que declarase que prefería "no apoyarse en Zapatero", tampoco ha conseguido arrastrar a la militancia. Ganar unas primarias por apenas 3 puntos porcentuales de diferencia (unos 558 votos, escribo de memoria) denota más desencanto que ilusión, sobre todo cuando se trata de una victoria avalada por las ansias de renovación de un partido a cuyas bases -supuestamente- tan próximo se encontraba.

En este contexto, el duelo electoral se ha presentado ante la opinión pública como un plebiscito contra el presidente del Gobierno y, por extensión, también contra su entorno más próximo. La realidad es que no se puede decir que ninguno de ellos haya salido bien parado (sirva como ejemplo la negativa de Rubalcaba a hacer declaraciones, tras su parcialidad manifiesta en favor de Trinidad Jiménez), pero sería ingenuo atribuirle tanto mérito a quien, hasta hace bien poco, era un completo desconocido en términos políticos (incluso para muchos madrileños, que ya es decir...).

Más que cuestionar su capacidad de liderazgo dentro del PSOE, las primarias de Madrid han servido para dejar a Zapatero en evidencia ante el conjunto de la sociedad. Su manera de hacer política nada tiene que ver con aquella otra que prometió al llegar a la Moncloa ("No nos falles..."), cuando sin rubor asumía compromisos sociales haciendo del talante, el diálogo y el sentido de Estado su mejor discurso. Sin embargo, los hechos demuestran que (cada vez más) gobierna para sus amigos (cada vez menos), atrincherado en un planteamiento irresponsable y sectario que sólo beneficia a unos pocos, y que, al menos desde una óptica progresista, da pavor: ¿o es que acaso no parecen "cacicadas" maniobras como (por citar sólo algunas) el decreto del carbón, las promesas de subterfugios para sortear la sentencia del Estatut, o pretender apartar de la carrera política a un candidato incómodo, a los ojos del aparato del partido? "Si quieres saber cómo es un hombre... dale poder"

lunes, 27 de septiembre de 2010

El sueño americano


La percepción de la realidad es, casi siempre, un fenómeno subjetivo. El pasado domingo, La Voz de Galicia (periódico de mayor tirada en la comunidad, y de los de mayor tirada a nivel nacional) publicaba un reportaje titulado “Estudiantes gallegos en busca del sueño americano”. Varios jóvenes, ya licenciados, relataban sus experiencias como estudiantes de Máster o Postgrado en algunas universidades estadounidenses (todas privadas), y destacaban las enormes diferencias que existían entre ambos sistemas educativos. Sin ánimo de entrar a valorar las opiniones de cada uno de ellos, he de confesar que mi primera reacción ante aquella imponente “doble página” fue de inquietud; me pareció un brindis al sol, la traslación del modelo individualista (tan propio de la sociedad americana) a nuestro entorno, ya de por sí extremadamente permeable ante cualquier corriente globalizadora que proceda de la otra orilla del Atlántico (norte, claro). Cualquiera que haya estudiado en la Universidad española reconoce abiertamente que la calidad de la docencia tiene muchos aspectos mejorables. Pero eso no justifica una crítica velada a nuestro sistema universitario (público, de calidad y prácticamente gratuito) sólo porque un grupo de privilegiados puedan complementar su formación en universidades “de prestigio”. En primer lugar, porque se trata de un prestigio de dudosa honorabilidad, ya que no se financia con cargo a los fondos públicos, por lo que no podría haber comparación posible; pero, además, es un prestigio muy caro, porque desprecia la igualdad de oportunidades, con sus políticas de admisión excluyentes (tan excluyentes como puedan llegar a ser, por ejemplo, los 30.000€ de matrícula que se citan en uno de los casos).
Javier, Jorge, Francisco, y Eva no han hecho nada malo. Pero me parece poco ético darle una cobertura informativa tan desproporcionada a un acontecimiento que no representa más que una microscópica parte del espectro de titulados universitarios del país; cuya mayoría, por cierto, centran todos sus esfuerzos en recibir apenas una oportunidad profesional, con poco o ningún éxito… con poco, o ningún, reconocimiento mediático. No dejo de preguntarme por qué un medio de comunicación tan influyente, que con frecuencia abandera algunas de las causas sociales más nobles, pretende promocionar de un modo tan descarado la figura del “self-made-man” (“hombre hecho a sí mismo”), cuando en realidad su sola invocación representa todo lo contrario a los valores que sustentan el Estado de Bienestar.