Qué país, Dios mío...
Creíamos los ingenuos que el varapalo electoral de las últimas municipales podría traer algún tipo de consecuencia (acaso de proporciones milimétricas, pero consecuencia al fin) en la nefasta deriva del Partido Socialista desde que su señor Secretario General se autoproclamó "iluminado y dueño de la sabiduría universal". Que sería inevitable una reflexión. Que era evidente el desencanto de la sociedad hacia quien dice representar al voto de izquierda en este país.
Pamplinas. El pasado jueves, la ministra de Defensa, Carme Chacón, anuncia que se retira de la carrera de las primarias (¿Qué carrera? ¿Qué primarias?) Antes de haberse siquiera postulado, antes incluso de saber si la promesa de primarias se cumpliría, si serían de verdad (o una pantomima como la que finalmente ha sido), convoca a la prensa con menos de una hora de antelación para mostrarse compungida y solidaria... Dice que lo hace por el bien del partido y se muestra falsamente afectada, tragándose unas lágrimas de cocodrilo que no son sino el reflejo de su propia rabia. La rabia de una cría de partido, una profesional de la política que alardea de haberse hecho militante a los 16 años. ¿Y qué? ¿Es ese todo su mérito para aspirar a ser presidenta de un país? ¿O es que lo único que cuenta es "no ser tan malo" como el rival? (que lo es, y mucho...).
Y qué decir de Rubalcaba... un político serio, trabajador. Pero que ha tenido el apoyo del aparato del partido sólo porque lo que se jugaba en el envite era salvar el trasero de Zapatero (rima, y todo), al menos hasta marzo. Si tan buen candidato era (y yo creo que podría haberlo sido, si hubiese jugado limpio), ¿por qué tiene tanto miedo a competir en unas primarias? ¿Será que tiene muy presente el ignominioso asunto Borrell?
Cuando Zapatero anunció que no sería candidato en 2012 (gracias a Dios, por el bien de los electores y el resto de partidos, exceptuando al PP), presumió de que en el PSOE las cosas no se harían como en el Partido Popular. El llamado "nombramiento digital", o directamente, "dedazo", era un práctica propia de la rancia derecha, que en modo alguno tendría cabida en un partido como el suyo.
¿Pero es que se piensan que somos imbéciles? ¿Qué otra cosa, si no esa misma, pretende ser toda esta farsa? ¿Qué otra cosa sino fue, en su momento, el nombramiento de Zapatero como secretario general?
Lamento escribir estas palabras, pero francamente, hoy sí... la política me da asco.
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